Estos cuadernos son el recuerdo y el carné de identidad de la octava edición de la obra mía que más amo: la Fundación para jóvenes creadores. Son el testimonio de los trabajos, esfuerzos, comunidades, multiplicaciones que en este antiguo convento cordobés se han consumado. No en el sentido de concluir, porque aquí todo consiste en una siembra, sino de realizarse, porque desde ahora fructificará en cualquier sitio donde la vida lleve a sus protagonistas.
Por tanto mis palabras no son de adiós: son de hasta luego. En este antiguo convento de clausura no se clausura nada. Al contrario, todo se abre: a la mutua amistad y a la recíproca esperanza. Eso es exactamente lo que más nos importa. Ese es el lema nuestro: que cada creador que habitó aquí lleve consigo cuanto aquí vivió, como un sello imborrable, sobre su corazón. De igual modo que su obra y su nombre se quedan sobre el nuestro.
Ahí reside la única razón de ser nuestra. Que este hoy nos dure siempre. Que la fecundación que hemos intercambiado no cese nunca. Que nos echemos unos a otros de menos. Y que, quien un día como éste salga de aquí, vuelva cuando el recuerdo o la nostalgia o la amistad lo empuje… Es decir, no se vaya jamás.
Antonio Gala