El artista Guillermo Mora, quien formó parte de la tercera promoción de jóvenes creadores de la Fundación Antonio Gala, expone Un puente donde quedarse hasta el día 24 de julio en la Sala Alcalá 31 que gestiona la Comunidad de Madrid en esa dirección de la capital. En esta muestra individual, Guillermo Mora dialoga con la arquitectura de la sala e incide sobre cómo se percibe y transita este espacio. Una puesta en cuestión de las jerarquías y los órdenes preestablecidos que conduce hacia nuevas vías de transitar, mirar y experimentar el espacio y la pintura. En la muestra, el espectador podrá transitar una gran instalación que se nutre de la arquitectura de la Sala Alcalá 31 y que abarca todo el espacio. Una obra, realizada específicamente para la muestra, que está formada por 12 módulos que cruzan el espacio de izquierda a derecha y de arriba abajo, redirigiendo la mirada del espectador. Esta instalación, que modifica el recorrido lineal de la sala con un movimiento en zig-zag, favorece la idea de pintura como barrera física, uno de los temas en los que Guillermo Mora persigue dentro de su producción artística. La relación de esta instalación con el resto de piezas que incluye la exposición establece un juego evidente entre lo macro y lo micro, entre lo expansivo y lo reducido. Por ello, Un puente donde quedarse pone en cuestión los límites tradicionales de la pintura: bidimensionalidad, frontalidad, representación, marco y pared, abordando al mismo tiempo otras cuestiones que trascienden los pictórico e insinúan otras formas de existir.
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