Nunca pensé que las promociones de esta Fundación para jóvenes creadores pudieran contarse por docenas. Pero lo impensable acaba tomando cuerpo. Vosotros pertenecéis a la promoción que cumple la primera docena.
Por cierto, que habéis sido una promoción muy especial en todos los aspectos: no os olvidéis nunca. (Aunque, si trabajáis como es debido y yo os deseo, no os quedará tiempo para olvidar.) Habéis sido especiales y eso es bueno y os distinguirá siempre: diferentes en conjunto de quienes os antecedieron y diferentes entre vosotros mismos. espero que, cada vez que tenga en el futuro noticias vuestras, sean favorables hasta sorprenderme también: a mí, que soy ya casi inmune a las sorpresas. Deseo que os cumpláis como es debido, os cueste lo que os cueste.
No olvidéis lo que habéis pretendido ser aquí: entre estos muros, este Claustro, estas ventanas a las calles de Córdoba y hacia el dorado Sur de su campiña… Ojalá se cumplan los esforzados propósitos que hicisteis para realizar lo que soñabais. Si no es así, todos nos sentiremos defraudados: vosotros, los primeros.
Porque ya formamos todos, desde ahora, parte de un mismo árbol; nos regirá a todos una misma savia y nos moverán la misma brisa y las mismas aspiraciones y los más semejantes y generosos sentimientos. Cuando os sintáis solos, recordad vuestra estancia en esta casa, vuestras fecundaciones cruzadas, mi esperanza ciega en vuestra vida, que es de alguna manera la única que me queda… Este será siempre vuestro común hogar. Aunque yo ya no esté. No lo olvidéis. Vosotros sois la única manera que tengo de quedarme. No os olvidéis de mí. La Fundación es vuestra. Yo, también. recordadlo y acudid a menudo a renovar vuestros recuerdos. La Fundación será para siempre vuestra casa. Sois vosotros su razón de existir. También la mía. Os quiero.
Antonio Gala